Digitalizada «Triunfo» la revista que marcó la mayor resistencia contra la dictadura en nuestro país
El pasado 14 de abril de 2009 la Asociación de la Prensa de Madrid (APA) abría sus puertas a la “Asociación de Amigos de la Revista Triunfo”. Esta cabecera, nacida en los años 60, abarcó más de dos décadas de la historia de nuestro país. Con apoyo de la Universidad de Salamanca, recientemente ha sido digitalizada y colgada en la red para beneficio de curiosos e investigadores. Tan valioso legado cultural ya puede encontrarse en internet.
Fue en el Salón Francos Rodríguez de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) donde la recién constituida “Asociación de Amigos de la Revista <TRIUNFO> encabezada por su creador y director José Ángel Ezcurra, y el periodista y escritor Víctor Márquez Reviriego, presentaron a los profesionales de la información tan memorable acontecimiento.
Dos décadas de libertad de expresión
Con Triunfo Digital reaparece públicamente la revista que en los años 60 y 70, dos décadas cruciales, encarnó las ideas y la cultura de la izquierda de nuestro país y fue símbolo de la resistencia intelectual al franquismo.
A lo largo de un meticuloso trabajo, el lector puede ir haciendo un recorrido por las principales páginas de dos decadas cruciales de la historia de neustro pais a través de un buscador por temas, autores, años, etc…
Durante el acto fueron nombrados Asociados de Honor Fernando González Urbaneja (presidente de la APM), José Luis Abellán (presidente del Ateneo de Madrid), Carlos Berzosa (rector de la Universidad Complutense de Madrid) e Ian Gibson (hispanista de origen irlandés y fundador de esta asociación). Algunos de ellos no pudieron estar presentes en el acto pro compromisos profesionales.
La Asociación de Amigos de la Revista “Triunfo” pretende reunir a cuantos ciudadanos, españoles o no, busquen la permanencia en la memoria colectiva de tan singular publicación que, en los años sesenta y setenta del siglo pasado, encarnó las ideas y cultura de la izquierda española, siendo el principal símbolo de la resistencia intelectual al franquismo. Una realidad posible gracias a la colaboración entre la Universidad de Salamanca, José Ángel Ezcurra y Ediciones Pléyades S.A.
Con el fin de difundir y divulgar con a máxima proyección pública y mediática el acto se repitió dos días después en el Ateneo de Madrid.
Digitalización de una cabecera histórica al servicio de todos
El empeño de José Ángel Ezcurra, quien dono su valiosa biblioteca particular de mas de diez mil libros y numerosa correspondencia epistolar con los principales intelectuales del momento a la institución municipal de Orihuela, su famoso natal (y del poeta Miguel Hernández) ha culminado hace escasas fechas.
Ya están todos los números, portadas y paginas de Triunfo en una web que incluye también las revistas “Hermano Lobo” (nacida el 13 de mayo de 1972) dirigida por Chumy Chúmez y “Tiempo de Historia fundada en 1975 por el propio Ezcurra y dirigida por Eduardo Haro Tecglen. Las tres revistas supusieron, según sus promotores un “positivo corolario en el tratamiento informativo de dos temas muy significativos para ambas publicaciones: la República y la Guerra Civil”.
Además, el trabajo de digitalización de este importante acervo incluye toda una serie de documentos históricos, que ilustran sobre los avatares de este medio cuya libertad de expresión supuso un avance referencial de máxima importancia en el camino hacia la democracia en nuestro país: galeradas mutiladas por la censura, textos completos suprimidos, fotos rechazadas con sus pies y explicaciones, e incluso viñetas humorísticas que no pudieron ser publicadas por el azote feroz del franquismo.
El comunista Teodulfo Lagunero: “suscribirme por 70 años”
Los periodistas de Triunfo constituían la progresia de la epoca, los revolucionarios, la izquierda, los inconformistas. Triunfo jamás cortó ningún artículo de sus colaboradores: solo advertía sobre las posibles consecuencias que podían acarrear algunos trabajos y eran los autores quienes decidían.
Sobre los periodistas que hoy en día pueblan las redacciones y permanecen frente a sus ordenadores José Ángel Ezcurra, se pregunto: “Que hacen ahí sentados, si las noticias están todas fuera de los ordenadores, en la calle. En nuestro tiempo las redacciones estaban prácticamente vacías”.
Durante la presentación Víctor Márquez Reviriego revelo la siguiente anécdota que le hacia contado Ezcurra. El empresario constructor Teodulfo Lagunero, vinculado al Partido comunista -quien trajo a Santiago Carrillo a España camuflado con la famosa peluca- llamo a la redacción y dijo “suscribirme por 70 años”. Se pregunto si a la vista de los numerosos Expedientes de Regulación de Empleo (ERES) que hoy por hoy pueblan nuestras plantillas informativas, alguien seria capaz de abonarse a cualquier medio por todo ese tiempo.
Aunque deseó ardientemente que alguna cabecera dure -y supere- ese tiempo, se mostró sumamente escéptico.
Entre los asistentes al acto estaba Eduardo Haro Teclen y gran parte de la plantilla que integro Triunfo. Además se encontraba en la sala el actual Letrado de la Infanta Elena.
Una historica publicación nada “mítica”
El acto de presentación de la Asociación de Amigos de la Revista Triunfo estuvo moderado por el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) Fernando González Urbaneja.
Los asistentes bromearon sobre artículos que tachaban el semanario de “mítico”. A su juicio Triunfo fue cualquier cosa menos eso, y según aseguro Márquez Reviriego, si en algún momento llego a serlo nuestra misión seria fundamentalmente desmitificarla y recordarla como uno de los principales bastiones de libertad en unos tiempos en que España carecía de ella.
También relato Ezcurra que en uno de los secuestros de la revista sufridos por la brutal censura Lagunero envió 100.000 pesetas a la redacción. Como no aceptábamos donativos le pedimos gente y entidades a quien poder mandársela y de este modo nos liamos a dar salida a excedentes a diestro y siniestro a costa de Lagunero.
Según relato Ezcurra con sorna, algún político de entonces aludió en alguna ocasión a los semanarios Destino y Triunfo, como el destino y el triunfo de la cruzada nacional.
El creador y director de Triunfo recibió suculentas propuestas para integrarse en el “privilegiado” grupo de periodistas del movimiento, que rechazo porque consideraba que sus inquietudes no iban por ese lado.
Ezcurra: heredero de una saga familiar de periodistas
José Ángel Ezcurra Carrillo nació en Orihuela el 3 de mayo de 1921. En 1946, con la decisiva ayuda de su padre, entonces Presidente de la Asociación de la Prensa, fundó el semanario gráfico “Triunfo”, de predominante contenido cinematográfico. En 1948 y ante la imposibilidad de alcanzar una difusión nacional a causa de las comunicaciones, la revista se trasladó a Madrid. Además, “Triunfo” logró la adhesión entusiasta del mundo del cine.
En 1955, Juan Antonio Bardem, director del mensual “Objetivo”, propuso a Ezcurra hacerse cargo de su edición y dirección. Acepto, pero pocos meses después fue suspendida definitivamente. En 1956 fundo, con José Monleón, “Primer Acto”, de ámbito teatral y en 1962 -recordando la arbitraria suspensión de su anterior mensual sobre la gran pantalla- fundo “Nuestro Cine”.
En 1961, Ezcurra decidió olvidar el semanario cinematográfico y retomar su sueño de ascenderlo a una revista de información general que -dirigida a mayorías- se expresara didácticamente bajo la idea de que la cultura requiere libertad.
El “renacimiento” de Triunfo como revista de información general
Enterado de que grupo de comunicación Movierecord buscaba ampliar sus actividades hacia la edición, consiguió un acuerdo en el que influyó el prestigio que en el mundo del cine había logrado el “Triunfo” anterior. Y el 9 de junio de 1962 la nueva revista, envuelta en excelente calidad editorial, cambio de piel e inició su vida periodística en los quioscos.
Según relata en la recién inaugurada edición electrónica (www.triunfodigital.com) quien fue su director “desde entonces, Triunfo no dejó nunca de recoger y destacar en sus páginas cuantos acontecimientos de índole cultural e ideológica fueron sucediendo en nuestro país y que afectaban a la propia revista, como la prolongada vigencia de la antigua Ley que Franco y Serrano Suñer dictaron un cuarto de siglo antes, en plena guerra civil, imponiendo una férrea censura que fue culpable de que nuestro pueblo llegara a olvidar su propia historia, o cuando, en 1966, casi 30 años después, Fraga pregonaba “el fin de la censura previa” con su nueva Ley de Prensa e Imprenta, auténtico fraude político enmascarado con una prosa jurídica formalmente moderada que no le impidió reformar el Código Penal para radicalizar la represión hasta extremos inusitados”.
“En su propio ámbito, la revista soportó incomprensiones y desencuentros. El simple hecho de que, muy pronto, conquistase la atención de cuantos buscaban en aquel desierto comunicacional que era nuestro país un mensaje de libertad y de que se extendiera de forma incontenible la nueva de que había que leer Triunfo, publicación en auge por su inequívoco talante progresista, creó momentos de tensión entre la Redacción y el grupo editor, circunstancia que alcanzó extremos intimidatorios por la acusada intolerancia de algunos personajes de su Consejo”.
La tirantez entre Triunfo y sus financiadores aumentaba cuando, inesperadamente, en 1969, la tensión hizo crisis: Movierecord sufrió un descalabro financiero, dando lugar a que su principal acreedor, el Banco Atlántico, se hiciera cargo de todas sus empresas, incluida Prensa Periódica S.A., creada expresamente para editar “Triunfo”.
“La situación se ensombreció cuando se supo que la cúpula del Atlántico la integraban significativos miembros del Opus Dei. La evidente disparidad entre la conocida asociación religiosa y las ideas defendidas por Triunfo hacía presagiar un final irreparable: era preciso transmitir al propio presidente del Atlántico la idea de que la desaparición de la revista sería interpretada como un ‘ajuste de cuentas’ ideológico y que, si el Banco se mostrara comprensivo, quedaría patente que la Obra no deseaba consumar ninguna acción que semejara represalia. Admitida positivamente la propuesta, Triunfo alcanzó su objetivo y, por vez primera, la revista se sintió absolutamente libre, sin depender económicamente de nadie”.
<<“Triunfo” de las luces >> suspensiones, multas y voraz acoso franquista
«De hecho fue una simbólica reedificación de la revista sobre sí misma que, para evocarla, adoptó un lema como santo y seña para el futuro: el predominio de la razón ideológica sobre la razón económica. Comenzaba una época dorada, la del “Triunfo de las luces”, que transportó a la revista hacia el apogeo de su influencia cultural e ideológica. A través de números monográficos, abordó temas hasta entonces tabúes para la sumisa e insulsa prensa de la época”.
“Pero el omnímodo poder del autócrata y el de sus vicarios no pudieron soportar el auge y la libertad que la revista había conquistado y, cuando apareció el monográfico “El matrimonio”, la castigó con los más duros correctivos que aquellas leyes sectarias aplicaban a quienes se atrevían a desafiarlo: secuestró el número, abrió un sumario en el Tribunal de Orden Público y, por especial acuerdo del Consejo de ministros, Triunfo fue suspendido durante cuatro meses y multado con un cuarto de millón de pesetas. Miles de adhesiones de sus lectores expresadas mediante suscripciones extraordinarias mitigaron el golpe sufrido”.
El acoso gubernativo a la revista no cesó y el número en el que se publicaba el artículo de José Aumente ¿Estamos preparados para el cambio? (el 656 de abril del 75) era también suspendido durante cuatro meses por el Consejo de ministros que lo consideró como atentatorio contra la seguridad del Estado. La muerte de Franco sucedió durante aquella suspensión y Triunfo, amordazado, no pudo pronunciarse periodísticamente sobre tan histórica situación. Impotente, se vio confinado a presenciar desde el arcén de la historia cómo el gran cortejo fúnebre se encaminaba hacia el Valle de los Caídos.
“Pero aquel poder era insaciable en su acosamiento a Triunfo y así, el 24 de julio del mismo 75, abrió expediente a la revista por la publicación en el número 669 de una entrevista de Montserrat Roig a José Andreu Abelló considerando que el texto vulneraba el artículo 2 de la Ley de Prensa e Imprenta. Y para mayor afrenta aún, los indultos que el primer gobierno de la Monarquía (12 de diciembre del 75) concedió a las publicaciones y periodistas sancionados por transgredir la Ley de Prensa no se confirieron a Triunfo, que tuvo que cumplir íntegra toda su condena”.
Declive y olvido de la labor informativa y aperturista de una cabecera
Como desgrana José Ángel Ezcurra en la presentación de Triunfo Digital (www.triunfodigital.com) su última suspensión sucedió en 1975. “El 10 de enero de 1976 reapareció con una significativa portada: “La respuesta democrática”. Los más de 166.000 ejemplares de su tirada desaparecieron en manos de sus lectores en unas horas, lo que confirmaba su inicial propósito de ser una publicación para mayorías. No obstante, en aquella confusa e irreflexiva época de balbuciente democracia con profusión de partidos políticos a la caza de poltronas en el Congreso y en el Senado, la revista inició su declive porque buena parte de sus leales “olvidaron” a Triunfo y sus méritos”.
“En 1980, más como salida que como solución, “Triunfo” se convirtió en revista mensual. No resistió y en julio de 1982 publicó su último número. Fue un final paradójico y desolador: la publicación que más había luchado en España por la libertad y la democracia, desaparecía a manos de la ley del mercado tres meses antes que la izquierda de entonces llegara con mayoría absoluta al poder”. La aparición en la red de Triunfo Digital constituye un valioso legado y un encomiable ejemplo que otras revistas -como Mundo Hispanico, editada simultáneamente en 23 paises, y clausurada en 1977- deberían copiar.