Eduardo Riestra: la aventura literaria de un editor del viento (I)
Atrás quedaron aquellos años en que el editor y fotógrafo coruñés Eduardo Riestra, trabajó como yuppie de una importante multinacional bancaria y posteriormente en una correduría de seguros. Lejos dejó también sus años nómadas en Londres y Lisboa. Su pasión por los libros aliñada con su profundo afán aventurero, le llevó a retornar a su tierra natal para lanzarse a editar sus libros predilectos, con la sana intención de recuperar obras descatalogados e inéditas en España. La aparición simultánea en junio de 2003, de tres apasionantes aventuras. Siete años después, su catálogo supera ampliamente el centenar de títulos, habiéndose convertido en referente de calidad para las mejores editoriales españolas. Voces del Desierto habló larga y tendidamente con él.
Un catálogo recuperado y bastante diferente
“En febrero de 2002 mi amiga Catalina Luca de Tena me invitó a cenar a un conocido restaurante japonés de Madrid. Al llegar, me comentó que habían subido a su despacho de ABC unos libros aparecidos en unas cajas de los almacenes del periódico. Eran ejemplares de la vieja editorial Prensa Española. Con nostalgia, comenzó a imaginar su rescate y me propuso dar los primeros pasos para recuperar aquel sello. Me puse manos a la obra y recopilé un montón de información: hablé con autores, traductores, correctores, diseñadores, maquetadores, editores, distribuidores, libreros, periodistas y lectores; elaborando un exhaustivo informe. Entre tanto, ABC se incorporó a Vocento y el proyecto se paró. Mi gozo en un pozo. Decidí entonces tirar adelante… y aquí estoy” comenta Eduardo Riestra, para relatar el inicio de Ediciones del Viento.
Para ponerla en marcha se valió de una subvención del Programa de Emprendedores del Igape, la ayuda de Inés (su mujer) y buenas relaciones. “La falta de medios la suplí con relaciones: Juan Luis Cebrián, Fernando Swartz, Sánchez Dragó, Ignacio Martínez de Pisón, Javier Rioyo… Sólo era amigo de Javier Reverte, a los demás no los conocía, pero los abordé igualmente”.
“Tenía muy claro que esto era a largo plazo. No se trataba sólo de editar libros, sino de crear un catálogo con escritores no comerciales que me interesan. Me recibieron con mucha fiesta, fui muy bien acogido. Los días de Birmania (George Orwell), Mi India (Jim Corbett), y Gente remota (Evelyn Waugh), supuso la presentación en sociedad de Ediciones del Viento durante la Feria del Libro de Madrid, siendo apadrinada por Fernando Savater, Javier Reverte y Soledad Puertotas.
“He sido siempre muy lector, bibliófilo y aficionado a los libros. Surgió la idea, empecé a darle vueltas, trabajándola, elaborando informes, haciendo estudios de viabilidad, etc…. Encontré una total incomprensión por parte de inversores. Tuve que hacerlo sólo, arrancando como pude. Fue una aventura un poco suicida, que -afortunadamente- salió bien.
Edito aquellas obras que me gustaría encontrar en una librería. No quiero ser líder cultural -me espanta eso- ni dirigir o educar. Sólo hago mi propuesta. No soy un editor romántico, sino un lector, que además escribo, aunque no me publique nadie (tengo dos novelas en un cajón). Pero también soy un empresario, sé cuáles son las reglas del juego y me adapto. A finales de 2010 tendremos más de 120 libros en la calle y el próximo año llegaremos a los 150”.
Entre sus características más elogiadas destacan la excelencia de sus reediciones, cuidado diseño, calidad de sus traducciones, acabados impecables y un tacto especialmente perceptible.
“Cuando queremos leer viajes de aventura, queremos leer África»
“Me fascina viajar. Tengo el sentimiento romántico del siglo XIX. Me seduce todo lo desconocido y siento gran atracción por “completar” mapas con espacios en blanco. Me encanta visitar otras culturas y sitios nuevos físicamente y a través de libros. Al final uno descubre que los seres humanos somos muy parecidos. Estamos más cerca de los demás de lo que creemos y no existe nada mejor que recorrer el mundo para constatarlo y educarnos a nosotros mismos en la libertad” explica el editor coruñés.
Ojeando su catálogo, uno descubre la abundancia de obras con temática africana, constando su profunda pasión por el continente negro.
Uno de sus libros más cuidados de este año, “La tragedia del Congo” trata los contundentes informes sobre los desmanes del cónsul inglés Roger Casement durante el reinado de Leopoldo II. También entre sus novedades está “La tierra sin alma” de James Stern, rescatado del olvido y devuelto a sus herederos “quienes apenas saben de su existencia”. Otro título, con que a finales del año pasado sorprendió a sus lectores es “Etiopia, el conflicto italo-abisinio”, del periodista -y en ese instante, Fiscal General de la República- Eduardo Ortega y Gasset (hermano mayor del filósofo) escrita tras la invasión de Abisinia por las tropas de Mussolini. Antes -entre su trilogía fundacional de Ediciones del Viento- relanzó “Gente Remota”, de Evelyn Waugh, sobre la coronación en octubre de 1930 en este mismo país del emperador el Ras Safari, autodenominado Haile Selassie. Y la lista sigue: “Viajes y exploraciones en el África del sur” de David Livingstone, “Nuestro invierno africano” de Arthur Conan Doyle, “Viajes a las regiones interiores de África” de Mungo Park, “Tres años en el Congo” de Theodore Westmark, “En el país de los bubis” de José Más, “Viaje alrededor del mundo” de John Byron o “Arabia Deserta” de Charles M. Doughty. La lista continúa…
“Cuando queremos leer viajes de aventura, queremos leer África”, explica entusiasmado Eduardo Riestra, ese inmenso y maravilloso trozo de tierra en donde se viven y se escriben -indudablemente- una gran parte de sus sueños.
Una apasionante y «cinematográfica» aventura en Tanzania
En 2009 Eduardo Riestra, -“justo antes de la época de las lluvias”- viajó con los escritores Javier Reverte y Jorge Martínez Reverte a Tanzania. Tras un aventurado y difícil periplo -recorriendo de este a oeste el país, pasando por las zonas donde habitan los chimpancés de la Dra. Jane Godart y abundantes parajes de ensueño; hasta embarcar en el Liemba -usado para en algunas escenas de “La Reina de África”.
Allí -a bordo el editor coruñés revivió mentalmente las míticas secuencias del film protagonizado por Humprey Bogart y Catherine Hemprum. Verdaderamente, fue un viaje precioso”, del que -de regreso- dejó entusiasmada constancia en “La Voz de Galicia”.(www.lavozdegalicia.es/mundo/2009/05/02/00031241283197927145931.htm)
Además Eduardo Riestra captó magistralmente con su cámara cada uno de sus rincones y estancias. “Me llevé una cámara e hice unas 1.700 fotos. Soy fotógrafo aficionado, pero siempre procuro buscar un encuadre adecuado. Parece que funciona bien y me quedan imágenes bastante atractivas. La verdad es que tengo un archivo impresionante, que ha gustado mucho a cuantos se lo he mostrado”.
El itinerario fue idea del escritor Javier Reverte. “Un grupo organizado por él, estuvimos durante cuatro semanas recorriendo este país, con el principal objetivo de navegar en el Liemba, un destructor de la primera guerra mundial, trasladado en piezas y montado por los alemanes en el lago Tanganica, hasta que -durante esta contienda- prefirieron “hundirlo” (bien resguardado y cuidado, para después poder reflotarlo) antes que entregarlo a los ingleses. Aunque pronto éstos tomaron su control. En este momento pertenece a Tanzania”.
“En España se tendría que publicar menos, escribir mejor y leer más»
«En España se tendría que publicar menos, escribir mejor y leer más», opina Eduardo Riestra. “Aquí no lee nadie, pero escribe todo el mundo”. Actualmente «la literatura frívola está de moda y cualquiera tiene una novela en el cajón. Ser escritor es un privilegio que pertenece a una minoría, un oficio que requiere vocación, trabajo y afición por la lectura», añade. “Ya no se escribe como antes, cuando los escritores eran profesionales. Incluso hay consagrados que son un auténtico disparate: no saben sintaxis. Yo nunca encargo libros sino que publico obras escritas. Mi principal criterio es la calidad de los textos y después viene la temática”.
Mi libro más difícil, porque -lamentablemente- ha pasado inadvertido para los lectores, ha sido “Los Días”, de Taha Hussein, con traducción de Emilio García Gómez (Premio Príncipe de Asturias), el mayor arabista español del pasado siglo, Es una auténtica delicia y una maravilla de obra, pero de él, apenas hemos vendido ejemplares.
En España, con una población de 40 millones de habitantes, se publican al año 70.000 títulos -«una barbaridad»- mientras Francia, que nos dobla en población edita 40.000 libros anuales.
Una editorial gallega ignorada oficialmente por editar «en español»
No vivo de las subvenciones del Gobierno ni de la Xunta, lo cual me fortalece. Nuestras relaciones con nuestro gobierno autonómico son nulas. Soy un editor afincado en la Coruña, donde he nacido. Tengo una editorial gallega y edito en castellano, una de las dos lenguas oficiales en Galicia. Todo el valor añadido se queda en Galicia: los maquetistas son gallegos, muchos traductores también, la impresión, la encuadernación, el transporte. La Asociación de Editores Españoles engloba a las asociaciones de Cataluña, Euskadi y Galicia. Pero en Galicia la asociación no es universal, no cabemos todos, sólo admiten a los editores en lengua gallega. No he tenido -hasta hace unos meses- relación alguna con la Consellería de Cultura de la Xunta. Me han dejado claro que no habrá apoyos a la edición en castellano. Soy miembro del gremio de editores de Madrid porque en mi Comunidad Autónoma no existe más que una asociación de editores en lengua gallega. A la feria de Guadalajara (México), la Xunta llevó a la Asociación Galega de Escritores, pero no pude estar en su stand y tuve que ir con la Asociación Madrileña. Esa es la paradoja. En cambio la prensa, los libreros y los lectores me tratan muy bien. Pero eso también constituye mi fortaleza y mi independencia. Evidentemente esta situación es esperpéntica y me da vergüenza ajena contarla.
En narrativa contemporánea llevamos editados seis títulos y tres son de autores gallegos. “Hemos publicado a Luisa Castro, Celso Castro y Luis Rei. Además, nuestra última colección la inauguramos con una novela de Julio Camba”. (www.edicionesdelviento.com)
No creo que la cultura la tenga que pagar el Estado, sino los ciudadanos. Me parece que los libreros, editores, etc… no debemos vivir de subvenciones oficiales. Necesitamos fomentar la educación, el desarrollo económico, etc… y ésta vendrá detrás. Los países con educación y dinero, son los más cultos.
De Riestra a Riestra: una aventura literaria entre Galicia y la ciudad argentina de Rosario
El prólogo de esta historia tuvo lugar hace unos diez años, cuando Eduardo Riestra descubrió una primera edición de “El taco de ébano”, en una librería anticuaria de la madrileña cuesta de Moyano. Hace años que soy coleccionista de libros y me gusta mucho comprar ejemplares viejos. Un día, revolviendo cajones encontré “el taco de ébano” de un tal Jorge Riestra. Un escritor argentino, de 83 años, residente en Rosario. Me llamó mucho la atención el apellido del autor (que es también el mío). Además Mirasol -colección canónica de los 50- era para mí emblemática porque tenía la primera edición de El túnel de Ernesto Sábato. Pero, aún me faltaba lo mejor. Lo leí quedando fascinado. Era buenísimo y sentí que tenía entre manos una joyita”.
Fue el preámbulo de una nueva aventura literaria, constituyendo el inicio de una nueva serie -Viento del Oeste- del ya consolidado sello Ediciones del Viento. “Lo tenía en mi librería y con él decidí crear una colección de narrativa del siglo XX occidental”.
En mayo de 2008, tras publicarlo en España, Eduardo Riestra pasó por Argentina para visitar la Feria del Libro en Buenos Aires y “escaparse” para conocer a Jorge Riestra (Rosario, 1926), con quien -hasta entonces- sólo había intercambiado correos electrónicos. Daniel Livinnski, un editor argentino muy conocido (Ediciones de la Flor) localizó a Jorge Riestra contactándole con su homólogo coruñés.
“Es un hombre discreto, maravilloso y una persona cultísima. Decidí irme a Rosario, cogí un autobús y me marché. Estuve tres días enteros y apasionantes con él. Me alojé en un hotel frente de su domicilio, cruzaba la acera en la Cortada Ricardot -donde vive- y me iba a su casa y juntos pasábamos todo el día”. De este modo, ambos descubrieron que al margen de su apellido, compartían también su gusto por los libros antiguos y la defensa de la escritura como oficio.
“Entonces el rotativo <<La Capital>> se enteró y vino a hacernos un reportaje. Hizo un trabajo maravilloso a doble página con numerosas fotos y una entrevista a ambos donde contamos cómo un editor Riestra (océano por medio) edita a un autor Riestra. Fue una experiencia preciosa”. (www.lacapital.com.ar/contenidos/2008/05/04/noticia_5271.html)