En torno al poeta Federico García Lorca y su pasión argentina (III)
Fueron obsequiados por el poeta granadino a la editora Victoria Ocampo (hermana de Silvina, la esposa de Bioy Casares). Tras 75 años en la oscuridad, estos payasos fueron localizados y adquiridos por el autor de esta web. La Fundación García Lorca que custodia el legado del poeta aún no acaba de creerselo. Sin embargo, según mis fuentes y referencias existen aún más dibujos originales dispersos en Buenos Aires, regalados por Lorca a sus amigos durante su triunfal periplo.
Por estas fechas el granadino de Fuentevaqueros estaba enamorado de un compañero de su compañía de Teatro Universitario “La Barraca”, y en Buenos Aires -desde la distancia- le dedico los Versos del Amor Oscuro. Unos poemas prohibidos y desconocidos hasta el año 1984 (dos décadas después de escribirlos), en que fueron obtenidos y publicados por el diario ABC. Victoria intento un romance con Lorca y este le confeso su homosexualidad. Esto no impidió que esta inaugurara su editorial Sur con el “Romancero Gitano” y Lorca la agasajo con varios dibujos de payasos.
El titular debería ser:“exclusiva mundial. Aparecen dos dibujos inéditos y desconocidos de Federico García Lorca”, pero, como soy un autor contracorriente, detesto el sensacionalismo, me basta mi encabezamiento inicial. Han pasado desde entonces 75 años y hoy ven la luz por primera vez.
“Seducción” en Villa Ocampo, confidencia sobre su homosexualidad y dos dibujos de payasos
Durante su permanencia en Buenos Aires, Lorca se encuentra en varias ocasiones con Victoria Ocampo, quien selecciono su Romancero Gitano como obra inaugural de su recién creada, editorial Sur. En diversas ocasiones -la futura cuñada de Bioy Casares- le invita a “Villa Ocampo” su residencia privada, llegando incluso a intentar seducirle “a la luz de las velas”. De este modo, se convierte en una de las primeras y muy pocas personas en este país a quienes el granadino revela su homosexualidad. Este “rechazo” pasional no supone ningún impedimento para que poco tiempo después la editorial Sur comience su andadura editando el “Romancero Gitano” de Federico García Lorca.
Por esas fechas el poeta granadino mantiene un intenso romance con Rafael Rodríguez Rapún, a quien conoció en la Residencia de Estudiantes de Madrid, y a quien integro en la Compañía Universitaria de Teatro La Barraca. Durante su estancia porteña, le dedica los “Sonetos del amor oscuro” -incompletos- que no verán la luz hasta muy después de la muerte de su hermano Francisco (1974) -quien nunca quiso asumir su condición de homosexual y decreto que estos versos jamás deberían aparecer con su titulo original- siendo publicados en 1984 por ABC.
Conocida su fama como dibujante desde muchos años antes, Federico obsequia a Victoria con varios dibujos de payasos y arlequines, que signa, data firma en la capital de Argentina (B.A. 34).
Dos payasos “desconocidos, inéditos” “perdidos” durante 75 años
Mientras tanto el insigne granadino continúa en la ciudad porteña hasta marzo de 1934, donde se convierte en asiduo del Café Tortoni, en la Avenida de Mayo -esquina Esmeralda y Rivadavia. Es precisamente en el Parque Rivadavia, donde en 1962 José Evaristo Puerta, filatélico y coleccionista chileno visita el país, conociendo a Luis Eduardo Pérez-García Puerta, cuyo apellido coincide con el suyo (aunque a este le viene de madre).
En un bar frente a este parque -posiblemente el Tortoni- se citan y el segundo le comenta su tenencia de diversos manuscritos y papeles originales de conocidos personajes, especialmente de escritores latinoamericanos, y unos dibujos hechos por Federico García Lorca durante su glorioso periplo bonaerense.
Luis Eduardo le asegura que los había hallado entre los fondos bibliográficos de un empleado de la Editorial Sur muy relacionado con Victoria Ocampo y su casa (Villa Ocampo, en San Isidro) que el granadino frecuento en diversas ocasiones durante sus seis meses de gloria en Argentina.
El segundo, entrego al primero los dos dibujos de payasos firmados por Federico García Lorca y fechados en 1934, a cambio de sendos manuscritos de los argentinos General José de San Martín y Gregorio de las Heras, redactados en Chile durante su participación militar en la Independencia chilena.
Fue el coleccionista y anticuario chileno Luis Núñez, residente en Pedahuel (Santiago de Chile, y uno de los personajes con mejores contactos “nerudianos” en ese país) quien los obtuvo del anciano José Evaristo Puerta, proporcionándomelos posteriormente a mí.
Este es el rompecabezas de la historia de estos dos dibujos hasta su llegada a mis manos 75 años después que el genial y polifacético Federico García Lorca se los obsequiara a la editora Victoria Ocampo. Sin embargo, aun falta un eslabón de la cadena por reconstruir. La identidad del trabajador que los obtuvo de Villa Ocampo. Según mi investigación -que continua- me llegan perspectivas alentadoras sobre la posible resolución de esta incógnita.
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