Voces del Desierto

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Recuerdos encontrados en torno a Camilo Jośe Cela (II)


Con Cela todavía vivo, tuve acceso a algunos sorprendentes documentos sobre su experiencia “política” en Madrid, que aunque me hicieron soñar con unas grandes exclusivas, nunca llegué a publicar. Hoy hablaré del documento que me filtró un reprógrafo y de las cartas entre “los suyos” tachándole de “anormal”. Son detalles, no muy conocidos por las nuevas generaciones, de este controvertido personaje de la literatura española.

Delatar a los intelectuales de izquierdas a cambio de trabajo en Madrid

Tendría yo unos 24 años cuando alguien me presentó a un muchacho que trabajaba en una tienda de reprografía. Nos hicimos amigos. Me comentó que en una ocasión la Guardia Civil llevó a su establecimiento un amplio dossier documental sobre Cela para fotocopiar y encuadernar. Pese al cuidado de los agentes, algunas copias salieron mal y las arrojó a la papelera. Cuando éstos se marcharon procedió a curiosear los papeles desechados. Entre ellos había una carta fechada el 30 de Marzo de 1938 “II Año Triunfal” remitida por Camilo José Cela desde Coruña al Comisario General de Investigación y Vigilancia. Le pedí que me la dejara ver y así lo hizo.

En ella venía a decir que por su pasión literaria se reunía en muchos círculos intelectuales y conocía a bastantes escritores y artistas. Al haber resultado inútil para el Servicio Militar, ofrecía a la dictadura sus servicios para delatar a aquellos intelectuales críticos, con ideas progresistas o de izquierdas con quienes se topara. Sería él quien informaría a la policía de estas opiniones subversivas. A cambio pedía al gobierno de Franco que le facilitase un trabajo y una casa en Madrid para poder estar más cerca de los círculos culturales de la época. No recuerdo dónde metí ese documento, ni si aún lo conservo, aunque bastante tiempo después lo encontré publicado en algún medio y navegando durante la redacción de estos recuerdos, lo he encontrado colgado en internet.

Bastantes años después, comprendí porqué los gobiernos de UCD y PSOE se resistieron tanto a postularle para el Premio Príncipe de Asturias que finalmente obtuvo en 1987. Dos años después (1989) fue galardonado con el Nóbel de Literatura. Sin embargo, su inhabitual comportamiento, llevaba incluso a los de su bando a deleznarle.

Considerado por sus ideológicamente afines “un hombre anormal” cuya obra produce “nauseas”

Bastante tiempo atrás, teniendo yo apenas 18 años, el azar y las circunstancias me llevaron a acceder a mi primer trabajo en la sede de la Dirección General de Seguridad -hoy flamante edificio de la Presidencia de la Comunidad de Madrid- en la madrileña Puerta del Sol. Pronto hice amistad con un mozo del archivo central, quien -conociendo mi afición por la lectura- en cierta ocasión me abrió discretamente un legajo, permitiéndome curiosear su contenido. No daba crédito a todo aquel papeleo, documentos y cartas de Camilo José Cela.

Lo que más me impactó, fue la correspondencia entre sus supuestos afines políticos a quienes había brindado sus servicios como delator.

Pese a su patriotismo y bochornoso pasteleo con el régimen franquista, encontré una carta fechada en julio de 1966, firmado por Pedro Rocamora, en ese entonces, director general de propaganda, respondiendo a una misiva del director general de prensa Tomás Cerro.

Decía lo siguiente: “Querido Tomás: Contesto a tu carta del 11 del corriente sobre la novela de Camilo José Cela titulada “La familia de Pascual Duarte. Camilo José Cela me parece un hombre anormal. Tengo la satisfacción de haberle suspendido en derecho civil. Su novela me la leí el otro día a la vuelta de Barcelona, en las dos horas que duró el viaje en avión. Después de llegar a mi casa me sentí enfermo y con un malestar físico inexplicable. Mi familia lo atribuía al avión, pero yo estoy convencido que tenía la culpa Cela. Realmente es una novela que predispone inevitablemente a la náusea. Esta novela fue autorizada antes de llegar aquí yo; la única novela que ha intentado publicar el genial Sr. Cela siendo yo Director General, he tenido la enorme satisfacción de prohibírsela. Creo que en peñas y cafés enseña alegremente la hoja de censura en que consta esta prohibición. Te envía un fuerte abrazo, Pedro Rocamora (19 de julio de 1946)”.

También, hallé entre los papeles de aquel legajo, el documento de Cerro al que aludía Rocamora. escrito a mediados de 1945 Rezaba así.

“Querido Rocamora: He tenido un pequeño incidente en censura, con motivo de una novela de don Camilo José Cela, titulada “La familia de Pascual Duarte”, que, en su cuarta edición (Barcelona: Ediciones del Zodíaco, 1946), lleva un prólogo del Dr. Marañón. Me figuro que esta novela se ha publicado con la debida autorización. Por si te es de alguna utilidad, te diré que el protagonista describe el adulterio de su madre y el de su propia mujer, la vida de prostitución de su hermana, la escena en que viola a una chica de su pueblo en el cementerio y sobre la tumba en que acaba de ser enterrado su hermano (fruto adulterino de los amores de su madre antes aludidos) y todo ello lo hace «con brutal crudeza» (la frase no es mía, sino de la referencia bibliográfica publicada en el número 140 de Ecclesia), que sinceramente te confieso que por mi parte lo considero en absoluto intolerable. Si necesitas la novela, la tengo a tu disposición. Por cierto que me costó cuarenta pesetas. Un abrazo, Tomás Cerro”.

Durante mucho tiempo guardé estas notas manuscritas. Soñaba con un gran reportaje, pero, otros tuvieron mejores capacidades que yo -o enchufes- para venderse a los medios y los dieron a conocer antes que el autor de esta web tuviera ocasión -y quizá valor- de hacerlo.

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Javier Julio García Miravete

Escribo luego existo. Me apasiona la cultura y soy un empedernido luchador contra la injusticia y la corrupción. Admiro la sabiduría de los demás y a cuantos crean para la construcción de un mundo mejor. No me duelen prendas para reconocer en los demás méritos y virtudes, que me gustaría aprender de ellos. Soy un rebelde con causa siempre abierto a nuevos caminos y empresas. Periodista amante de la ciencia, el arte, la literatura, la fotografía, el cine, la música, el coleccionismo, los libros y papeles antiguos que me permiten reconstruir perfiles e historias de otros tiempos. Sueño con proyectos magníficos que me desbordan y que no logro activar por desintereses políticos. Desde aquí impongo mis normas sin someterme a protocolos. Escribo lo que quiero como quiero e intento ser libre.

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